Es una novela del escritor, guionista, director de cine australiano nacionalizado británico, James Clavell publicada por primera vez en 1975 . Es la primera novela (por cronología interna) de la saga asiática del autor. El titulo hace referencia un rango militar y título histórico en Japón concedido directamente por el emperador. Es un bestseller importante, en 1990 el libro había vendido 15 millones de copias en todo el mundo. La historia se ve a través de los ojos del marinero inglés John Blackthorne , llamado Anjin ("Piloto") por los japoneses, cuya historia se basan vagamente en las hazañas históricas de William Adams (fue un navegante que, en 1600, fue el primer ingles en llegar a Japón durante una Expedición de cinco barcos de la Compañía Holandesa de las Indias Orientales. ). Clavell declaró que leyendo una frase en un libro de texto de su hija que decía que "en 1600, un inglés fue a Japón y se convirtió en un samurai" se inspiró para escribir la novela.
Clavell no fue el primer autor en novelizar la historia de
Will Adams; Existen varios intentos anteriores y menos exitosos. El primero, de
William Dalton , se llamaba Will Adams, El primer inglés en Japón: Una
biografía romántica (Londres, 1861). Dalton nunca había estado en Japón y su
libro refleja las nociones británicas victorianas romantizadas del exótico
asiático. Richard Blaker's The Needlewatcher (Londres, 1932) es el menos
romántico de las novelas; Blaker intentó conscientemente desmitificar a Adams y
escribir una cuidadosa obra histórica de ficción. El piloto de James Scherer y
Shōgun es menos una novela que una serie de incidentes en la vida de Adams. El
estadounidense Robert Lund escribió Daishi-san (Nueva York, 1960). Finalmente ,
el Señor del Fan de Oro de Christopher Nicole fue publicado apenas dos años
antes de Shōgun , en 1973. Adams es retratado sexualmente frustrado por la
moral de su tiempo y busca la libertad en el Este, donde tiene numerosos
encuentros. El trabajo es considerado pornografía ligera.
Lo más probable es que el nombre del barco, Erasmus, haya
sido acuñado por el nombre inicial del barco Die Liefde, el barco holandés
capitaneado por William Adams, que llegó a las costas de Japón en el año 1600.
El verdadero Erasmus fue renombrado para encajar con los nombres de los otros
cuatro barcos de la expedición que partió desde Holanda en 1598.
El libro contiene varios anacronismos. Como ejemplo, el
grito de ataque banzai se empezó a usar después del periodo feudal, en el
Ejército Imperial Japonés, y como referencia al emperador de Japón. Además, al
principio del libro, se dice que un personaje practica judo, cuando este
deporte empezó a surgir como tal después de la era feudal. Sin embargo, en el
libro se empieza a hablar de las artes marciales japonesas en 1724 (pero no
como estilo o deporte específico), casi dos siglos antes de que Kano Jigoro
fundara el arte moderno del judo. No queda claro si en el libro se hace
referencia a ello o si el autor desconocía la historia de este deporte. Otro
anacronismo es el hecho de que en las guerras de Japón se utilizaban los
mosquetes en fila desde la batalla de Nagashino de 1575, no es que fueran
introducidos por Blackthorne.
En las siguientes novelas de Clavell, se revela que Toranaga
finalmente asedia el castillo de Ochiba y Yaemon y les obliga a cometer
suicidio, hecho que corresponde con la realidad.
En el libro también se
menciona que el cartógrafo Gerardo Mercator es holandés, cuando en realidad era
flamenco, aunque en la época de las exploraciones esta distinción no era ni muy
clara ni muy conocida.
En la novela, Vinck se vuelve loco y muere cuando se da
cuenta de que, al igual que Blackthorne, está atrapado en Japón para siempre.
La verdad es que Van Lodensteijn, el verdadero Vinck, sí que se adaptó a la
vida en Japón y murió ahogado en 1623.
También se dice en la novela que el capitán del barco
Erasmus muere al poco tiempo de llegar a Japón; de hecho Jacob Quaeckernaeck
sobrevivió. En la obra de Clavell a ninguno de los tripulantes se les permite
salir de Japón, pero a Quaeckernaeck y Melchior van Santvoort se les permitió
dejar Japón en 1604 .
En primer lugar, tengo que reconocer que soy un admirador de la cultura japonesa, idioma incluido, en cuyo estudio invertí tiempo hace algunos años. Luego, incapaz de pasar del primer curso en la escuela de idiomas, lo dejé para mejor ocasión. Ello no significa en modo alguno que mi interés por dicha cultura haya disminuido. Simplemente me limité a dejar el idioma algo aparcado. En cuanto a la obra, es de mis preferidas. La novela histórica es una de mis pasiones, y la época en la que discurre la acción en «Shogun» es sumamente interesante: las luchas de poder entre «daimios», la crueldad aparente y real, el odio al extranjero, la presencia jesuita en las islas y la inmersión cultural sufrida por el protagonista dotan de un interés especial a la obra. Con una redacción precisa y no exenta de descripciones necesarias, el autor nos lleva de la mano en una aventura en tierra extraña, la denominada «Yamato» por los antiguos, el Japón de primeros del siglo XVII. La relación del capitán holandés con la chica traductora japonesa sirve de hilo conductor para sumergirnos en una cultura fascinante. No falta por supuesto la historia de amor y la guerra en un país que aún continúa en época feudal. Para los amantes de la cultura japonesa, recomiendo «El crisantemo y la espada», de R. Benedict. En resumen, la obra para mí, imprescindible. Salu2.
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