miércoles, 16 de octubre de 2019

Déjame caer (Lof mér að falla)


Es una película dramática islandesa estrenada en 2018 (posiblemente la más larga en la historia del cine islandés) escrita y dirigida por Baldvin Zophoníasson y protagonizada por Lára Jóhanna Jónsdóttir, Álfrún Laufeyjardóttir y Gary Anthony Stennette. Basándose en historias reales es un retrato desgarrador de la adicción a las drogas, para escribir el guion se realizaron entrevistas con las familias de los adictos, Se proyectó en la sección Contemporary World Cinema del Festival Internacional de Cine de Toronto 2018.

Baldvin Zophoníasson, Elín Sif y Eyrún Björk.

La vida de la adolescente Magnea cambia cuando ve a Stella por primera vez. Magnea, una estudiante brillante y deportista, deja atrás su entorno acomodado por la fascinación ante la personalidad y la existencia poco convencional de Stella, que la arrastrarla al mundo de las drogas y otros peligros que tienen graves consecuencias para ambas. Doce años después, las chicas se encuentran de nuevo de forma inesperada.  "No hay manipulación a lo Hollywood para darnos héroes y villanos, simplemente la realidad de que todos podemos hacerlo mejor. Cada actuación es magníficamente honesta".


Historias desgarradoras sobre el uso de drogas han sido parte del cine durante siglos, pero el director islandés adopta un enfoque sorprendentemente trágico para examinar las formas en que la adicción destruye las amistades y las familias. Cuatro actrices retratan sin problemas a las protagonistas en diferentes momentos de sus vidas, ya que lo que comenzó como un hábito descuidado se convierte en una lucha por la recuperación. Basado libremente en entrevistas con las familias de los adictos la película no parpadea para mostrar cómo las drogas pueden destruir vidas, y sus momentos desgarradores llegan cuando muestra cuán impotentes pueden sentirse las personas que rodean a un adicto.


 La mayor diferencia en el tratamiento de la mayoría de las otras películas de adictos ha sido la sinceridad sin pretensiones, por lo que hay más énfasis en morder el realismo que en el melodrama perturbador. Esta sinceridad en cuestión es, sin duda, el arma más poderosa que el directo posee, ya que nos deja caer en una verdad llena de incomodidad, pero también hay espacio para la calidez, la elevación de la humanidad e incluso el humor con la que se puede comprender mejor la oscuridad. 

En el Festival de Cine de Toronto, el elenco explicó que la nota al final de la película son las dos últimas líneas de una oración de antes de dormir (en forma de un poema en verso de cuatro líneas), que se rezaba comúnmente en Islandia hasta alrededor del ' 90s más o menos. No está traducido al final de la película, pero conceptualmente se traduce en algo como: "Los ángeles de Dios vienen a sentarse y vigilar mi cama".




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