Es el primer largometraje documental del director y
productor mexicano Roberto Fiesco fue estrenado en el 2013 y presenta los testimonios de Fernando
García, un actor infantil conocido en los años setenta como
"Pinolito" y ahora es una mujer llamada Coral Bonelli ; y doña Lilia
Ortega "Doña Pinoles", su madre, quien también es actriz. La historia
está también contada por le el director Roberto Fiesco descubridor de "Pinolito".
La banda sonora del documental está compuesta por tangos y música ranchera.
Roberto Fiesco, Lilia Ortega y Coral Bonelli |
Pinolito fue considerado como una de las grandes promesas
del cine mexicano; pero al crecer y tomar la drástica decisión de adoptar una
nueva identidad de género y convertirse en Coral Bonelli, su vida profesional
dio un giro de 180 grados y comenzó a desvanecerse hasta convertirse en un doloroso
recuerdo. Coral recuerda el difícil comienzo que tuvo, empujado por su madre al
mundo del cine, donde las leyes de protección de los niños eran superficiales
en el mejor de los casos. Sin embargo, el éxito comenzó a llegar, y fue allí
donde el joven, concibió el deseo de actuar y de ser una estrella.
A pesar de aparentemente tenerlo todo Pinolito, tenía una
sensación de vacío no lo dejaba ser feliz y esto le llevó a comenzar su
transformación y convertirse en mujer, en Coral Bonelli. Gracias a este cambio
se sintió completa y feliz después de mucho tiempo; pero para alcanzar esa
felicidad tuvo que pagar un precio muy caro. Al verse marginada laboralmente
por su condición, Coral tiene que hacer cualquier trabajo a su alcance hasta
prostituirse, para poder costear su tratamiento de diabetes, mantener a su
madre y sobrevivir día a día, todo gracias a una sociedad mexicana que se
podría extrapolar al resto del mundo, con una doble moral que, a pesar de
presumir que cada día de ser más liberal, todavía discrimina a los transexuales
y donde la homofobia está a la orden del día.
Cuando el director Roberto Fiesco trabajaba como el
productor de "El mago", dirigida por Jaime Aparicio en 2003, conoció a Lilia
Ortega, que era una de las actrices de la película, cunado fue a firmar su contrato
le dijo que ella quería aparecer en los créditos como Lilia Ortega, Doña
Pinolis. Cuando Fiesco oyó lo de Pinolis le recordó vagamente que había un
actor al que le decían Pinolito o Pinolillo, y le pregunté si tenía algo que
ver con él, y esta le dijo que era su hijo, y cuando le pregunté que
dónde andaba, le dijo: “Por allá anda”. Eso es todo lo que le comento en ese
momento. A las dos semanas había una prueba de vestuario y, cuando Lilia Ortega
entró en su oficina, le dijo: “Te traigo a Pinolito”. Pinolito abrió la puerta
y fue cuando descubrió a Coral, que era una mujer alta, rubia, con tacones,
bolso, vestido, maquillada… Y le impresionó muchísimo el contraste que se
generaba entre ambas. Trabajó en ese
rodaje con doña Lilia, volvió a trabajar con ella en otra película unos años
después, Coral los acompañó en el rodaje de esa otra película "Rabioso sol,
rabioso cielo", también de Julián Hernández. Sus caminos se fueron cruzando
profesionalmente, y en un punto 6 años después de su primer encuentro deicidio
que había que contar su historia.
El rodaje tuvo lugar durante cuatro años con un equipo de
rodaje muy pequeño y se logro una gran intimidad entre el director y las dos actrices
logrando que ellas le contaran momentos privados de sus vidas con mucha
naturalidad, el director comento en una entrevista sobre el rodaje Un “factor es muy importante: es que ellas
son actrices y saben que en el momento en que uno dice: “Corre cámara, acción”,
algo fantástico tiene que ocurrir delante de la cámara. En ese sentido, ellas
eran muy conscientes de esto, del valor que tenía su testimonio, y creo que lo
hicieron de una manera absolutamente generosa, sin ningún obstáculo. Creo que
es una historia en la cual yo también me podía reconocer, que estaban hablando
de cosas que me importaban. Coral estaba hablando justamente de la manera de
asumir una nueva identidad genérica y todas las consecuencias que eso había
tenido en su vida, así como las que pudimos vivir con ella a lo largo de esos
cuatro años de rodaje. Y creo que yo tenía que tratarla como si estuviera
hablando con cualquier otro amigo o amiga, a quien quisiera, respetara y
admirara muchísimo. Eso forma parte también de la estructura de la película, el
cómo tratar de contar la historia, cómo hilar esta serie de testimonios de la
manera más natural, cotidiana y verosímil posible”.
El documental gano el Premio Queer Lisboa al Mejor Documental,
en Festival de San Sebastián el Premio al Mejor Documental Latinoamericano, en
el Festival Internacional de Cine de Guadalajara Mejor Documental
Latinoamericano y Mejor Película LGBT. Entre otros premios y nominaciones.
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