Es una novela satírica semiautobiográfica de la escritora y dramaturga
francófona belga Amélie Nothomb (seudónimo de Fabienne-Claire Nothomb, el rey Felipe de Bélgica mediante un Real Decreto de 8 de julio de 2015 le otorgó el
titulo no hereditario de baronesa. ) y miembro de la Real Academia de Lengua y
Literatura Francesa en Bélgica. Siendo su octava noval se publicó por primera
vez en 1999. El titulo hace regencia al antiguo protocolo que establece que en
presencia del Emperador de Japón , quien hasta 1947 había sido considerado un
dios viviente, sus súbditos se presentaran ante él con Estupor y temblores.
Amélie, una joven belga que pasó los primeros cinco años de
su vida en Japón donde regresa tras firmar un contrato de un año como
traductora en la prestigiosa compañía Yumimoto quintaesencia de las empresas
japonesas., Amélie, afligida por el doble handicap de ser a la vez occidental y
mujer, extraviada en un hormiguero de burócratas, subyugada además por la muy
japonesa belleza de su superior directa, con la cual tiene unas relaciones de
franca perversidad–, sufre una cascada de humillaciones. Trabajos absurdos,
órdenes dementes, tareas repetitivas, humillaciones grotescas, misiones
ingratas, ineptas o delirantes, superiores sádicos, la joven Amélie empieza en
contabilidad, luego a servir cafés, pasa a la fotocopiadora y, descendiendo los
escalones de la dignidad (aunque con un despego muy zen), acaba ocupándose de
los lavabos... masculinos.
Esta novela forma parte de un grupo de escritos que se denominan
autoficción donde Amélie Nothomb ofrece una biografía ficticia, según la cual
nació en 13 de agosto de 1967 en Kobe , Japón donde su padre era diplomático. En esta novela,
describe la atmósfera y la estricta jerarquía que gobierna en Japón. Ella
relata un lento descenso profesional hacia la humillación. La novela tiene como
tema el choque de culturas, el exilio y lo marginal y expone el sistema japonés del trabajo, que
consiste en reclamar la perfección de los empleados, pero también de llevarlos
al ostracismo , sin descartarlos, Un ejemplo es la "esquina de la ventana" utilizada
para un empleado considerado inútil al que se le asigna a una oficina aislada,
idealmente cerca de una ventana, y a quien ya no le confían ninguna tarea hasta
que renuncie.
Las obras escritas al igual que las experiencias de los
extranjeros en Japón, tiende a caer en dos categorías: la romántica y la
desilusionada. Muchos extranjeros en la primera categoría se han dado el lujo
de probar las delicias de la rica cultura del país desde una distancia segura:
realmente no tienen que cumplir con las reglas japonesas. Sin embargo, es
difícil ver Japón claramente a menos que pueda vivir al menos en parte como lo
hacen los japoneses, sujeto a los mismos códigos de comportamiento. Cuando los
occidentales bien intencionados, pero con demasiada frecuencia, se topan con
los estándares japoneses, surge la comedia, pero también una tristeza
subyacente. En esta obra nos encontramos con muchas descripciones y reflexiones
sobre las diferentes actitudes y habilidades occidentales y orientales, Amélie
reconoce su inferioridad (al menos en este lugar donde la habilidad no siempre
es de la mayor importancia). Sus errores no son solo culturales si no que algunos
provienen de la ignorancia que genera otras catástrofes menores, sino que
principalmente es el choque de culturas lo que es central en el libro aunque
solo dentro del mundo corporativo ya que prácticamente no se menciona nada de
su vida fuera del lugar de trabajo, dejando la mayor parte de Japón sin explorar.
La novela fue
galardonada con el gran premio de la Academia Francesa en 1999 y
el Premio Internet du Livre. El libro fue adaptado al cine por Alain Corneau en
2003 protagonizada por Sylvie Testud la película
ganó el Premios César a Mejor actriz principal y fue nominada a Mejor Guion
y 2014 se realizó una adaptación teatral.
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