domingo, 16 de febrero de 2020

Los cuadernos de Malte Laurids Brigge (Die Aufzeichnungen des Malte Laurids Brigge)


Es una obra en ocasiones considerada como la única novela del poeta austriaco y bohemio Rainer Maria Rilke (Rilke nunca la considero una novela siempre llamó  "poema en prosa") Escrita en forma de diario es semiautobiográfica ( algunos pasajes se pueden encontrar casi literalmente en las cartas a su esposa Clara Rilke-Westhoff ) y está escrita en un estilo literario expresionista. Rilke la comenzó a escribir en Roma en 1904 y refleja, entre otras cosas, las primeras impresiones de la estancia del autor en París desde 1902/03. El trabajo completado en París de 1908 a 1910 se publicó ese mismo año. La obra fue inspirada por la obra de Sigbjørn Obstfelder Diario de un cura y la segunda novela de Jens Peter Jacobsen, Niels Lyhne de 1880.


"Aprendo a ver". Esta anotación del joven aristócrata Malte Laurids Brigge en el diario que escribe de su estadía en París y que reúne impresiones, reflexiones, recuerdos y vivencias, Rainer Maria Rilke, como todo creador afortunado, posee entre sus numerosos libros, una obra clave, asequible a todos los lectores y sin la incomunicabilidad propia de la poesía al ser traducida a otra lengua. En realidad, estos cuadernos nos revelan mucho de Rilke y de su envidiable agudeza introspectiva, sobre todo al combinar sus exploraciones del mundo interior con las visiones de mundo circundante. Este diario presenta una serie de temas centrales, revelando experiencias básicas de la existencia moderna: muerte y enfermedad, miedo y desesperación, pobreza y miseria, lenguaje y realidad, destino y vida, identidad y roles, artistas y sociedad, amor y la soledad, el hombre individual y Dios. Malte tiene la intención de repensar todos estos temas complejos (que no menciona tan claramente) y hacerlos entendibles a sí mismo.


La obra, que es radicalmente la primera en la literatura alemana que difiere de la novela realista del siglo XIX, no tiene un narrador en el sentido convencional, no tiene una trama continua.  Los registros fragmentarios consisten en una secuencia asociativa de secciones mayormente sobre el carácter del personaje principal, parcialmente descriptivas, a veces narrativas, que no tienen una trama continua, pero que, sin embargo, están conectadas por los conflictos internos de Malte y están entrelazadas por el poeta en un concepto reconocible de existencia, que se resume en tres partes. Las experiencias parisinas de Malte, Sus recuerdos de la infancia y los acontecimientos históricos que transcurren durante la vida del protagonista. Las transiciones entre estas partes son fluidas y no se pueden definir con precisión. Rilke también utiliza un editor de ficción muy discretamente, que solo se da a conocer de vez en cuando a través de notas marginales discretas.


La historia nos presenta la gran ciudad como centro de progreso, comienza en el Paris de fin de siglo el joven Malte, se encuentra en la tercera ciudad más grande del mundo en ese momento, en medio de un proceso de industrialización. Esto genera brillo y miseria, que pueden estar cercanos. El progreso se basa en la tecnología, que en ese momento a menudo se asociaba con el anonimato y una disparidad creciente entre ricos y pobres. Maltes da testimonio de cómo está abrumado por la realidad de la gran ciudad, que parece ofrecer su lado feo y horrible en casi todas partes. Rilke describe sinestésicamente cómo el "olor" de la pobreza y las imágenes de asco, enfermedad, miseria y muerte lo abarcan todo. Estos son los olores de la ciudad, y parecen rodear al lector para convertirse en una ilusión paranoica. El procesamiento de las condiciones de vida indignas en ciudades llenas de gente llenas de olores, se centra en un proceso del aumento de la desindividualización. Esta vida urbana mimada y anónima contrasta con los pasajes sobre la infancia de Malte que usa para intentar escapar de la realidad que le rodea, sin embargo, todavía siendo tan diferente estos recuerdos no acaban de aliviarle ya que no era el exuberante paraíso que una vez se perdió, sino un último castillo que tuvo que ser visitado con extrema necesidad.


La obra estuvo muy influenciada por la obra de Nietzsche, el autor también incorpora técnicas impresionistas de artistas como Auguste Rodin y Paul Cézanne. Partes de la novela son antirreligiosas, específicamente contra el credo cristiano de la Segunda Venida de Cristo, lo que ve como una promesa que lleva a un sentido universal de “espera”, es decir al inmovilismo. Posteriormente inspiró a Jean-Paul Sartre en su obra La náusea. La obra formo parte de las lista de las mejores obras literarias del siglo XX realizadas por diversos periódicos como  Die Zeit y Le Monde .

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