Es una novela de ciencia ficción filosófica de 1961 del
escritor y medico polaco Stanisław Lem . El libro se centra en los temas de la
naturaleza, la memoria humana, la experiencia y la incompetencia última de la
comunicación entre las especies humanas y no humanas. Publicada por primera vez
en Varsovia en 1961 e internacionalmente en 1964 es una de las obras más
conocida de Lem, traducida a mas de 40 idiomas.
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Kris Kelvin acaba de llegar a Solaris. Su misión es
esclarecer los problemas de conducta de los tres tripulantes de la única
estación de observación situada en el planeta. Solaris es un lugar peculiar: no
existe la tierra firme, únicamente un extenso océano dotado de vida y
presumiblemente, de inteligencia. Mientras tanto, se encuentra con la aparición
de personas que no deberían estar allí. Tal es el caso de su mujer quien se había suicidado años antes, y
que parece no recordar nada de lo sucedido. Stanisław Lem nos presenta una
novela claustrofóbica, en la que hace un profundo estudio de la psicología
humana y las relaciones afectivas a través de un planeta que enfrenta a los
habitantes de la estación a sus miedos más íntimos.
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El estilo literario de esta novela se caracteriza por
describir toda la acción desde el punto de vista del protagonista. En todo
momento se trata de una descripción de los acontecimientos vividos por él, y
contiene descripciones muy detalladas y vívidas de las escenas. Gran parte del
libro no relata los sucesos en sí sino descripciones de investigaciones pasadas
sobre el planeta en cuestión y demás detalles que no hacen a la historia en sí
sino que completan la narración dando un carácter general más verosímil.
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Al explorar y examinar la superficie oceánica del planeta
Solaris desde una estación de investigación flotante, los científicos humanos
son, a su vez, aparentemente estudiados por el planeta, que explora y examina
los pensamientos de los seres humanos que lo están analizando. Solaris tiene la
capacidad de expresar las preocupaciones secretas de cada científico a las que
estos deben enfrentarse. Todos los esfuerzos de exploración humana de los
secretos de Solaris son inútiles. Como Lem escribió, "la peculiaridad de
esos fenómenos parece sugerir que observamos un tipo de actividad racional,
pero el significado de esta actividad aparentemente racional del océano de
Solarian está fuera del alcance de los seres humanos". Es de destacar que
el libro abunda las descripciones de las formaciones marinas que evolucionan
sobre la superficie del océano, generando un texto independiente de la historia
de los protagonistas. Es recomendable leer detenidamente las descripciones de
los «mimoides», que replican formas familiares similares a las terrestres; de
las «simetríadas» y las «asimetríadas», que se desarrollan como estructuras
efímeras que terminan disolviéndose en el océano; y de los «fungoides»
(estructuras fungiformes o micoides), que crecen y se entrelazan como tejidos
vivos. Detrás de la propuesta psicológica que escarba en la mente humana, está
la construcción de otro cosmos en el que la humanidad tiene la posibilidad de
observar una representación teatral de la que no alcanza a entender lo que quieren
decir los actores.
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Stanislaw Lem dedica buena parte de la novela a filosofar
acerca de la posibilidad de contacto inteligente con otras especies, tema que
será recurrente en la obra del autor. Para ello se vale de un ejemplo extremo.
El océano de Solaris parece albergar una monstruosa conciencia, pero es tan
absolutamente diferente al ser humano que se tardan años siquiera en concebir
que nos encontramos ante otro ser inteligente. Cuando finalmente se hace
ineludible la evidencia, a los científicos humanos se les plantea el terrible
problema de cómo establecer ese contacto. Generaciones de físicos,
planetólogos, biólogos y filósofos irán proponiendo hipótesis que expliquen el
desconcertante comportamiento del océano, renuente a seguir los esquemas "humanos"
de actuación. Lem nos abre los ojos ante las posibilidades reales de establecer
un verdadero Lem apoyado en sus conocimientos de lógica, que, aunque existan
otros seres inteligentes en la galaxia, no podemos imaginar cómo sin estas
inteligencias. Las diferencias, mucho más allá de las simples divergencias
culturales, pueden ser tan fundamentales que el contacto sería imposible aun
presuponiendo buena voluntad por ambas partes.
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Inevitablemente, vinculado a la inhumanidad del océano
pensante, surge la cuestión de qué significa ser humano. El océano es algo
indescifrable en su conciencia, casi metafísico, lo cual impide realizar muchas
comparaciones y cualquier conclusión de las mismas carecería de base. No se
puede comparar un gato con una piedra para determinar qué es un gato; de esa
manera todo lo más a lo que podríamos llegar es a la conclusión de que un gato
no es una piedra. Por lo mismo, el ser humano no es como el océano de Solaris.
Pero si no es la inteligencia ni la voluntad, ¿qué es lo que nos hace humanos?
Para ayudarse en este estudio, Lem se vale de otra creación en su novela: los
visitantes que se aparecen a los tripulantes de la estación mientras duermen.
Su primera reacción es de pánico e incomprensión. Solaris es capaz de leer sus
mentes durante el sueño y de crear estas réplicas, recreaciones de anhelos o
recuerdos antiguos que no se sabe si son juegos crueles, regalos de bienvenida,
espías o torpes intentos de comunicación por parte del propio océano. De esta
forma, el libro hace un estudio de la psique humana enfrentada a
acontecimientos perturbadores. Y ésta parece ser la respuesta de Stanislaw Lem
a su segunda cuestión: si ser humano no significa únicamente una inteligencia y
una voluntad, quizás signifique además la posesión de unos sentimientos, poco
racionales y que a veces contravienen nuestra propia voluntad.
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En una entrevista, Lem comentó que la novela "siempre
ha sido una jugosa presa para los críticos", con interpretaciones que van
desde la del freudismo hasta el anticomunismo, esta última afirmando que el
océano es la URSS y los científicos en la estación espacial son los satélites soviéticos.
También comentó sobre el absurdo del comentario que aparece en la portada de la
edición de 1976 de la novela "expresaba las creencias humanistas del autor
sobre las altas cualidades morales del ser humano". Lem comento que el crítico que promulgó la
idea freudista en realidad cayó en un error, porque basó su psicoanálisis en
diálogos de la traducción al inglés, mientras que su diagnóstico fracasaría en
los modismos en el texto original polaco. La traducción de las obras de Lem
siempre es difícil debido a pasajes con elaborada formación de palabras, juegos
de palabras idiomáticos, poesía extraterrestre o robótica y juegos de palabras.
En el caso de Solaris se quejó mucho de la versión inglesa de la obra. Lem que
leía inglés con fluidez, expresó en repetidas ocasiones su decepción por la
versión y en general la ha considerado de segunda categoría. Dado que Lem
vendió sus derechos sobre el libro a sus editores polacos, parece improbable
una traducción mejorada del libro en inglés. Siempre ha permanecido impresa y los
derechos nunca se revertieron al autor.
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Solaris ha sido llevada al cine tres veces: Solaris (1968) ,
dirigida por Boris Nirenburg. Sigue la trama bastante de cerca y mantiene el
énfasis en el planeta en lugar de las relaciones humanas. Solaris (1972) ,
dirigida por Andrei Tarkovsky . La película sigue vagamente la trama de la
novela, enfatizando las relaciones humanas en lugar de las teorías de
astrobiología del autor, especialmente la vida de la Tierra de Kelvin, antes de
su viaje espacial al planeta. La película ganó el Gran Premio en el Festival de
Cine de Cannes de 1972. Solaris (2002) , dirigida por Steven Soderbergh , protagonizada
por George Clooney y producida por James Cameron , que también enfatiza las
relaciones humanas, y una vez más excluye los temas científicos y filosóficos
. El propio Lem observó que ninguna de
las versiones cinematográficas representa gran parte de la extraordinaria
"alienación" física y psicológica del océano de Solaris: " a
mi pensar , el libro no estaba dedicado
a los problemas eróticos de las personas en el espacio exterior ... Como autor
de Solaris, me permitiré repetir que solo quería crear una visión del encuentro
humano con algo que ciertamente existe, de una manera poderosa tal vez, pero no
se puede reducir a conceptos humanos, ideas o imágenes. Esta es la razón por la
cual el libro se tituló "Solaris" y no "Amor en el espacio
exterior".
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