Como muchas novelas de la época, La feria de las vanidades
fue publicada por entregas antes de que se vendiera en forma de libro; fue
impreso en 20 partes mensuales entre enero de 1847 y julio de 1848. Como era
práctica habitual, la última parte fue un "número doble" conteniendo
las partes 19 y 20.
La feria de las vanidades fue la primera obra que Thackeray
publicó bajo su propio nombre, y fue extremadamente bien recibido en su época.
Los números mensuales originales y más tarde la versión unida presentaron las
propias ilustraciones de Thackeray, que a veces proporcionan pistas de la trama
o imágenes simbólicamente cargadas (un personaje principal mostrado como una
sirena comedora de hombres, por ejemplo) a las que el texto no se refiere
explícitamente. La mayor parte de las ediciones modernas no reproducen todas
las ilustraciones, o las reproducen tan mal que se pierde gran parte del
detalle.
Thackeray no pretendía sólo que el libro fuera entretenido,
sino también instructivo, una intención demostrada a lo largo de la narración
del libro y a través de la correspondencia privada de Thackeray. La novela está
considerada un clásico de la literatura inglesa, aunque algunos críticos
pretenden que tiene problemas estructurales; Thackeray a veces pierde el hilo
de la enorme amplitud de su obra, mezclando los nombres de los personajes y
pequeños detalles de la trama. El número de alusiones y referencias que
contiene pueden hacerlo difícil de seguir a los lectores modernos.
Aunque los críticos fueron superlativos en sus alabanzas, expresaron
su disgusto en el constante retrato oscuro de la naturaleza humana, temiendo
que Thackeray llevara su sombría metáfora demasiado lejos. En respuesta a sus
críticos, Thackeray explicó que veía a la gente en su mayor parte "terriblemente
tonta y egoísta". El final nada feliz pretendía inspirar a los lectores a
mirar dentro de sí mismos y sus propios defectos.
El subtítulo, Una novela sin un héroe, es apropiado porque
los personajes todos tienen sus defectos en mayor o menor grado; incluso los
más simpáticos tienen sus debilidades.
La novela es una sátira de la sociedad en su conjunto,
caracterizada por la hipocresía y el oportunismo, pero no es una novela de
reformista; no se sugiere que los cambios sociales o políticos, o una mayor
piedad y reformismo moral podrían mejorar la
naturaleza de la sociedad. Así que pinta una vista bastante desolada de la condición humana. Este retrato poco prometedor continúa con el propio papel de Thackeray como un narrador omnisciente, uno de los escritores mejor conocidos por usar esta técnica. Continuamente ofrece apartes sobre sus personajes y los compara a actores y marionetas, pero su desdén alcanza hasta a sus lectores; acusando a todos los que podrían estar interesados en semejantes "ferias de las vanidades" de tener un "humor perezoso, o benevolente o sarcástico".
naturaleza de la sociedad. Así que pinta una vista bastante desolada de la condición humana. Este retrato poco prometedor continúa con el propio papel de Thackeray como un narrador omnisciente, uno de los escritores mejor conocidos por usar esta técnica. Continuamente ofrece apartes sobre sus personajes y los compara a actores y marionetas, pero su desdén alcanza hasta a sus lectores; acusando a todos los que podrían estar interesados en semejantes "ferias de las vanidades" de tener un "humor perezoso, o benevolente o sarcástico".
A menudo se compara la obra con la otra gran novela
histórica que abarcan las guerras napoleónicas: Guerra y paz de León Tolstói.
Mientras que la obra de Tolstói enfatiza más el detalle histórico y el efecto
de la guerra sobre sus protagonistas, Thackeray en lugar de ello usa el
conflicto más como un telón de fondo para las vidas de sus personajes. Los
acontecimientos trascendentales en el continente no siempre tienen una
influencia igualmente importante en los comportamientos de los personajes de
Thackeray. Más bien sus defectos tienden a complicarse con el tiempo. Esto
contrasta con el poder redentor del conflicto en los personajes de Guerra y
paz. Para Thackeray, las guerras napoleónicas en su conjunto pueden verse como
una más de las vanidades expresadas en el título.
Ha sido llevada al cine, televisión y radio en diversas
ocasiones destacando:
La versión de 1998 en forma miniserie de la BBC protagonizada por Natasha
Little como Becky Sharp y en 2004 dirigida
para el cine por Mira Nair.
Protagonizada por Reese Witherspoon como Becky Sharp y Natasha Little Esta obra
reescribe a Becky como un personaje simpático, cuyos defectos son
"comprensibles."
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