Es una obra del novelista, cuentista, poeta, dramaturgo y
también conocido como teórico literario y sociólogo rumano Dan Lungu publicada
en 2007, el es uno de los autores más exitosos que ha surgido en la literatura
rumana posterior a 1990. Ha sido traducida, entre otros idiomas, al francés,
alemán, castellano e italiano la obra fue nominada al premio Jean Monnet en Francia y fue llevada al cine en 2009 por el
director rumano Stere Gulea que también coescribió el guion.
Emilia Apostase, una pensionista rumana a fines de la década
de los noventa recibe una llamada de su hija Alicia que vive en Canadá, debido
a las próximas elecciones. Alicia se preocupa por las convicciones de su madre
y trata de convencerla de que no vote por los "excomunistas". Emilia,
sin embargo, comienza a recordar con nostalgia su vida, su largamente
deseada partida a la ciudad, su trabajo en una fábrica y su situación general.
Progresivamente, a través del análisis autobiográfico de Emilia, el autor
detalla el impacto del régimen en eventos diarios de una manera muy empática,
hace que el anhelo de Emilia del régimen de Ceaucescu sea muy comprensible. Sin
embargo, se vuelve más consciente sobre los lados oscuros de la era anterior
cuando finalmente se abre a los vecinos, lo que hace que su decisión de voto
final sea imposible de adivinar. Es más que la historia de una anciana: es un
museo sobre papel de la vida cotidiana en una sociedad totalitaria, un
compendio de humor político, una lección sobre la inconmensurabilidad de las
experiencias humanas y, por qué no, la historia imprevisible de una abstención
de la votación.
La profunda premisa de la novela de Dan Lungu reside en el
examen de la siguiente paradoja: ¿cómo es posible que muchas personas que
anteriormente vivían bajo un régimen totalitario e inhumano, sin haber
disfrutado privilegios o favores, ahora puedan ser capaces de tener nostalgia?
El autor, a través de una anciana, que relata su vida en primera persona,
intenta deconstruir los mecanismos de la nostalgia y desentrañar este enigma
psicológico. La novela se desarrolla diez años después de la caída de la
dictadura de Ceauşescu y poco antes de las elecciones generales. La historia se
mueve a un ritmo rápido, el diálogo es atractivo, el humor muestra sus
colmillos y la mentalidad es revelada poco a poco. Aparentemente, las
ocurrencias simples desarrollan progresivamente su poder de sugestión y rango.
Poco a poco, se nos presenta una "normalidad" construida por el
régimen y decantada en el tiempo, una normalidad que despierta remordimientos
en Emilia pero que enfurece al lector. Dan Lungu no acusa, sino que es
empático: describe la atrocidad de un mal que se ha vuelto banal, mientras que
al mismo tiempo está atento a la dignidad de sus personajes. Su escritura es
rica en detalles significativos y pestilentes, pero ni siquiera por un momento
pierde de vista la imagen más amplia.
La novela continúa el "experimento de mentalidad"
iniciado por Dan Lungu en su anterior novela el descenso a un comunismo
residual no en el nivel político o social, sino en el nivel de una persona
común que ha vivido ese sistema y ha sido profundamente marcada por eso. La
novela te obliga a sonreír, reír a carcajadas, a ponerte triste, pero sobre
todo a interrumpir tu lectura por unos momentos y salir a la calle para
convencerte de que la realidad es distinta, de que las personas son de otra
manera. Sin embargo, después de tal ejercicio, lo único que quedará será que
concluya que el autor se ha encontrado con la anciana que es su vecina, que ha
conocido a su hija que ha emigrado a Canadá, que ha conocido a su ex compañero
de trabajo que solía contar chistes políticos mientras que al mismo tiempo le
informaba a la policía secreta a sus espaldas. Y luego escribió este libro
precisamente con el fin de mantener un espejo para todos nosotros, en el que
podemos vernos a nosotros mismos como somos y como, la mayoría de las veces, no
nos gustaría ser.
En esta novela, Dan Lungu, partiendo de personajes y
situaciones corrientes, valiéndose de la ironía y un fino sentido del humor que
en numerosas ocasiones provoca la risa, consigue realizar una radiografía
perfecta de la sórdida realidad de la vida en un país del paraíso comunista y
de los años que siguieron a la caída del régimen. «Para mí», dice Lungu, «¡Soy
un vejestorio comunista! nació de la necesidad de comprender una paradoja que
me intrigó: cómo era posible que mucha gente, incluso muchísima, que vivió bajo
un régimen totalitario e inhumano, sin gozar de privilegios y favores, fuera
capaz de sentir nostalgia de él. A través de una vieja que narra su propia vida
en primera persona, intento desmontar los mecanismos de la nostalgia y resolver
ese enigma psicológico».
Con una narrativa en primera persona la novela explora el
tema de la nostalgia y sus trampas. A través de la introspección y las escenas retrospectivas,
el volumen muestra la desorientación y la angustia de Emilia. La novela se basa
en dos fuentes extremadamente productivas, literatura sobre la infancia y la
literatura de los inocentes. El texto recuerda las obras del autor moldavo
Vasile Ernu y elementos de obras clásicas de la literatura rumana y pone
énfasis en la reelaboración del trabajo de los estereotipos comunistas. La vida
de Emilia Apostoae, en particular su migración del pueblo al centro urbano,
asimila un tema del realismo socialista , mientras que los aspectos del
lenguaje narrativo incorporan los diversos avatares de la presión ideológica,
desde las discusiones paternales que enfrentan los supervisores nombrados
políticamente y sus empleados inconformistas a formas subversivas de humor
rumano de los discursos oficiales.
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