Es un es un reportaje literario del escritor, ocultista, explorador,
viajero, caníbal y periodista estadounidense William Seabrook publicado por
primera vez en 1929 con veinte ilustraciones de Alexander King. El libronos ofrece
relatos de primera mano sobre el vudú haitiano y sus rituales de brujería. Tras
su lanzamiento en 1929 se convirtió en un éxito de ventas, pero después de la
muerte del autor estuvo muchos años descatalogado, pero finalmente fue
rescatado del olvido después del nuevo auge de la temática Zombis de los últimos
años. Estas nuevas ediciones suelen presenta un nuevo Prólogo del dibujante y
novelista gráfico Joe Ollmann, una Introducción del famoso director de películas
de Zombis George A. Romero y un Epilogo del reportero y explorador de la National
Geographic Society de Wade Davis.
La religión vudú caribeña surgió después de que la llegada
de esclavos africanos a América donde mezclaron sus viejas costumbres con las
creencias cristianas para sobrellevar las severas realidades de la esclavitud y
al hacerlo, crearon la idea del zonbi (una palabra que se remonta a la Palabra congoleña
para alma), un muerto resucitado por medios mágicos por un hechicero para
convertirlo en su esclavo. La isla mágica recoge la estancia de un año de Seabrook
en la jungla de Haití en 1927, donde se convirtió en el primer hombre blanco
que se inició en los misterios del vudú, de la mano de Mamá Célie que le mostró
los santuarios más secretos de la isla. La publicación de La isla mágica causó
un gran impacto tanto en Estados Unidos como en Europa, donde no se conocía la
magia negra haitiana y sus ritos e introduciendo por primera vez el término «zombi»
en la cultura occidental.
William Seabrook nació a fines del siglo XIX, hijo de un predicador viajero lo que intereso al joven Seabrook por el periodismo y las religiones. Condujo una ambulancia francesa en la Primera Guerra Mundial, es gaseado y recibe la Croix de Guerre. Se convierte en reportero de William Randolph Hearst, pero no podía quedarse quieto y viajó por casi todo el mundo. En 1924, viajó a Arabia y probó la hospitalidad de varias tribus de beduinos que convirtió en el libro, Aventuras en Arabia que publicó en 1927; La obra fue lo suficientemente exitoso como para permitirle viajar a Haití con el expreso propósito de aprender sobre el vudú y escribir un seguimiento. Fue una apuesta. Como Seabrook cuenta en su autobiografía, su editor le advirtió: "Ningún hombre blanco puede escribir un libro que sea bueno sobre el vudú". Pero esto era la especialidad de Seabrook. Viaja a un lugar exótico, "vuélvete nativo" y escribe sobre ello. Había funcionado bien en Siria, y funcionaría más tarde en Nigeria. Sin embargo, en Haití tuvo su mayor éxito, y escribió el libro que cambió las pesadillas del mundo para siempre, aunque nunca se dio cuenta.
Maman Célie, la matriarca de una gran familia que incluía a
uno de los sirvientes haitianos de Seabrook, fue su entrada y guía a través del
mundo de la espiritualidad sincrética afro-católica-caribeña. Seabrook escribió
sobre Célie: “Era como si nos conociéramos
de siempre, como si en algún momento hubiéramos
estado unidos por el equivalente místico de un cordón umbilical; como si
hubiera amamantado en la infancia sus senos oscuros, hubiera vagado lejos y
ahora volviera”. La vida de Seabrook estuvo dominada por problemas con su madre.
Célie se convirtió en su madre haitiana, la mujer que lo introdujo a la
comunidad de sacerdotes y ceremonias . Con ella observó a los bueyes blancos
sacrificados ceremonialmente y aprendió a hacer fetiches y otros objetos
religiosos. Pero fue su encuentro en el camino con un equipo de trabajo
antinatural que lo llevó a los zombis, su mayor contribución a la cultura
occidental “Recordé una criatura de la que había oído hablar en Haití, que
sonaba exclusivamente local: el zombi ... un cadáver humano sin alma, aún
muerto y dotado por hechicería con una apariencia mecánica de vida ... es un
cadáver que podía moverse y actuar como si estuviera vivo ".
Seabrook apenas se dio cuenta del cambio sísmico que había provocado en el horror Ocidental. Cuando murió en 1945, el zombi, tal como lo conocía, se había convertido en una parte familiar del paisaje cultural. Las nuevas historias de terror estaban más preocupadas por los experimentos nazis y los mutantes radiactivos. Pasarían nueve años antes de que Roger Matheson recreara al zombi (en su libro de 1954 “Soy Leyenda” (I Am Legend )) como la plaga aniquiladora del mundo que el público adora temer. Poco antes de suicidarse, Seabrook escribió sobre “La Isla Magica” : “No intento convencerme a mí mismo ni a nadie y menos a estas alturas, que era un buen libro. Daría mi vida por escribir un buen libro, como supongo que cualquier autor lo haría, pero dudo que alguna vez lo haya hecho o lo haga ". Lo que Seabrook quería era lo que ya había logrado sin saberlo: la vida después de la muerte. El zombi era el monstruo adecuado para el momento adecuado, y Seabrook, con sus dicotomías únicas, un hombre blanco que no vio nada malo en decir que quería "ser negro", un reportero dedicado que no exagera culturas enteras para una historia, un hombre que muchos describieron como noble a pesar de que desaprobaban sus pecadillos sexuales. Como colofón a todos su estudios sobre el vudú y otros asuntos relacionados con lo paranormal Seabrook concluyó que no había visto nada que no tuviera una explicación científica racional.
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